¿Es que ahora da vergüenza tener novio? Sí, esta pregunta me la encontré hace unos días en internet. Se trata de un artículo de la revista Vogue. Y claro, yo, recién casada, no pude evitar pensar: “si esta es la nueva moda, debo de estar canceladísima.” ¿Cuándo tener pareja se volvió una muestra de debilidad o sumisión? ¿El amor heterosexual está reñido con el feminismo? ¿Una mujer soltera es hoy más celebrada y validada que una que tiene pareja? Esta semana vamos a reflexionar juntas sobre cómo la sociedad actual premia la soltería, pero ya no como símbolo de independencia, sino como una nueva forma de éxito social y personal. ¿Acaso el amor se volvió tabú?
Sobre todo, me di cuenta de que nunca he sido buena siguiendo tendencias: cuando estaba de moda tener novio, yo estaba soltera. Ahora que la tendencia es estar soltera, yo encontré el amor. Bueno, lo que pasa es que nunca he sido buena siguiendo modas. Creo que es mejor seguir el instinto.
ALERTA SPOILER🚨: si no has leído el artículo y quieres sacar tus propias conclusiones, te recomiendo hacerlo antes de seguir leyendo este post. Te lo dejo por aquí: ¿Es que ahora da vergüenza tener novio? - Vogue España.
Este artículo en particular me llamó la atención porque desde hace tiempo quería hablar sobre el feminismo y el matrimonio. Claro, el título es el clásico clickbait: escandaloso, imposible de ignorar. Pero más allá de lo provocador, revela algo muy interesante: el amor heterosexual ha pasado de símbolo de estatus a signo de sospecha. Supongo que los astros se alinearon, porque este texto es la base perfecta para mi pregunta: ¿puede una mujer empoderada del siglo XXI tener una relación de pareja sin parecer sometida?
Chanté Joseph, la autora, escribe un artículo muy interesante, aunque me chirría al leerlo con detenimiento. Hace una comparación entre paradigmas: cómo el estatus social de una mujer ha estado condicionado por su vida amorosa (si está soltera o casada).
Comenta que, durante mucho tiempo, tener pareja o estar casada otorgaba a las mujeres “prestigio social y elogio generalizado”. Recalca cómo muchas comenzaron a vender la imagen de “la novia de” en internet, especialmente en los tiempos de Facebook y los inicios de Instagram. Al principio publicaban contenido sobre sí mismas, pero en cuanto se echaban novio, de pronto todo empezaba a girar en torno a la relación. Así nació una especie de “Boyfriend Land” (como ella lo llama) dentro del mundo influencer.
Joseph lo presenta casi como un fenómeno: contenido “mi novio” a todas horas. Y aunque menciona el matiz, no lo desarrolla: no es que esté mal tener novio, lo que ocurre es que la instrumentalización del amor (convertir las relaciones en contenido) está cada vez más mal vista. En el artículo incluso cita un podcast donde unas influencers debatían si tener novio era “casi cutre” (¿en serio?). Y claro, este discurso se potenció cuando las relaciones comenzaron a capitalizarse: se volvieron aspiracionales, inalcanzables y poco reales (aunque en la vida fuera de las redes, ni siquiera se soportaran).
Hoy, la narrativa ha cambiado: mostrar a la pareja en internet (fotos, vídeos de viajes, momentos románticos, hobbies, celebraciones) está mal visto. Pero no porque se odie al amor, sino porque sabemos que lo que se muestra no es toda la realidad. Sabemos que muchas parejas ganan dinero vendiendo una imagen de perfección, y eso agota. Sabemos que buena parte de lo que vemos es un disfraz. Y aun así, nos lo tragamos. Antes usábamos las redes como una vitrina de lo que parecía una "vida perfecta". Esa que cada una vendía con su mejor filtro y su sonrisa más ensayada. Pero eso ha cambiado: ahora no queremos sostener ese teatro. Queremos relajarnos, reírnos, evadirnos un rato. Usamos las redes para distraernos del día a día, no para alimentar la ilusión de la felicidad constante.
Y seguramente estarás pensando: "pero si tú, Keisy, eres la primera en mostrar una vida que se ve cool en las fotos". Y sí, tienes razón. Por eso este artículo me hizo tanto ruido. Sentía que hablaba desde un lugar muy ajeno a mi realidad. Al final, yo no soy una influencer con miles de seguidores. Soy una mujer normal, con una vida normal, a la que le gusta mostrar sus ratitos de felicidad y su arte (antes el modelaje, ahora el blog). Y claro, mi pareja es parte de ella. Quizá ya se me está empezando a notar un poquito lo millennial (oficialmente ya soy una señora 😅), y por eso esa perspectiva de ocultar la relación me parece pretenciosa. ¿Acaso ser feliz incomoda?
Este artículo no hace un análisis emocional ni del bienestar de las mujeres. Su punto de vista está demasiado enfocado en la percepción pública: las redes sociales, los seguidores, los comentarios. Y ojo, no es que esté mal, pero demoniza las relaciones desde un enfoque equivocado: pone la responsabilidad en la mirada ajena. El feminismo no debería depender del estado civil. Vivimos en una sociedad que premia lo superficial, pero que al final sigue comprando narrativas románticas, sigue idealizando a los influencers y sigue diciéndole a las mujeres cómo deben vivir su vida.
Y ojo, su punto de vista sobre que las mujeres quieren mostrarse más independientes (incluso estando en una relación romántica) me parece muy acertado. Las mujeres ya no quieren que sus vidas giren en torno a su pareja, y eso es un avance gigante. Ser “la novia de” ya no se considera un logro. Cada una busca tener su propia identidad, sus propios logros. Pero no debemos caer en el extremo opuesto: demonizar o marginar a aquellas mujeres que son felices en relaciones con hombres. ¿No que lo importante era que las mujeres fueran libres para decidir? ¿Acaso elegir casarse y formar una familia va en contra del feminismo?
Entiendo que, durante prácticamente toda nuestra historia, las relaciones heterosexuales no fueron una elección, sino una carga. Se nos obligaba a casarnos con quienes nos “compraban” a través de la dote (eso, por ejemplo, en la antigua Roma). El matrimonio también se utilizaba con fines políticos (como los enlaces por conveniencia entre las monarquías y las clases altas). Y tener hijos, bueno… si eras de la realeza, esos hijos ni siquiera eran tuyos: eran del Estado. Tú solo eras el horno donde se cocinaba (y si salía varón, tenía todavía más “valor”) el pastel real.
Pero, de nuevo, estamos siendo superficiales. Las mujeres también eligen una vida más tradicional. Y no lo digo por mí (mi matrimonio no tiene nada de tradicional), sino porque respeto todas las decisiones de las mujeres. Incluso cuando alguna amiga me habla de su novio tóxico (y yo lo único que quiero es que se dé cuenta de que está perdiendo su tiempo y que merece algo mejor), respeto su decisión. Entiendo que es su proceso. Su camino. Cada una de nosotras es libre de equivocarse las veces que haga falta. Cada una puede ser quien quiera ser (sí, ya parezco un anuncio de Barbie, pero esa frase lo resume perfecto): casarse o no, elegir una carrera u otra. ¿Por qué seguir esperando la aprobación de los demás cuando solo tú sabes cuál es tu realidad? ¿Acaso esos likes valen la pena si el precio es estar sola solo porque “está de moda”?
Aunque para muchas personas el feminismo y el matrimonio no pueden compartir oración, yo opino diferente. Pienso que el feminismo no está reñido con el amor, sino con el poder. Si te casas porque es una imposición patriarcal, porque tienes miedo, o porque piensas que es “lo que toca” (aunque quizá no sientas nada por esa persona, o incluso te gusten las mujeres pero decides casarte), entonces sí: ahí el feminismo y el matrimonio no pueden compartir habitación.
Pero el matrimonio deja de ser una forma de control del patriarcado cuando te casas con conciencia. Cuando eliges desde la libertad. Estar casada no te hace menos libre, así como tampoco estar soltera te hace más independiente. La independencia no está reñida con el amor. Lo que te hace libre, al final, es poder elegir dónde y con quién estar, siempre con la conciencia de que eso es realmente lo que quieres.
Yo, en casa, no me siento de menos (ni de más), porque no existe “el que manda” ni “el que obedece”. No hay roles asignados (aunque sí ciertas tareas). Cada uno aporta lo más valioso que tiene para dar. No falta el diálogo ni las risas. Los días en que yo estoy más fuerte, él se deja cuidar; y los días en que no puedo con mi alma, él me consiente. Nos gusta estar ahí para el otro: sostenernos y celebrarnos.
Decir “sí, quiero” en un altar no debería significar una traición a ti misma. No debería ser motivo para que tu luz se apague ni para que pierdas tu chispa. Y ojo, muchas de las críticas que menciona Joseph en su artículo vienen precisamente de mujeres que tienen novio o esposo. Es como querer tener lo mejor de los dos mundos: una vida privada feliz en pareja y una vida pública en la que se habla mal de los hombres gratuitamente.
El feminismo no va en contra del hombre como individuo, sino del sistema que ha perpetuado su género como dominante a lo largo de la historia. Existen hombres (el mejor ejemplo es mi Don Besucón) que fueron criados diferentes: hombres que no necesitan imponerse para sentirse valiosos, que saben cuidar, que se permiten llorar, que respetan. Hombres que aman desde la libertad y no desde el poder.
Esos hombres existen, y no salieron de la nada: los criaron mujeres que ya estaban cansadas de repetir los errores del pasado. Mujeres que entendieron que la verdadera revolución empieza en casa, porque el amor consciente también es feminista. ¿Y si en vez de quejarnos de los hombres, comenzamos a replantear cómo nos relacionamos con ellos? ¿Y si la respuesta está, en parte, en la maternidad?
El artículo termina reivindicando la soltería. Y yo también la aplaudo: es necesaria para conocerte, para quererte, para saber qué quieres. Cuando disfrutas la soledad, la compañía deja de ser una necesidad y se convierte en una elección. Pero si una relación llega a sumarte, a complementarte, a expandirte… ¿de verdad vas a renunciar a vivirla solo porque “es mejor estar sola”? La verdadera libertad no está en elegir una etiqueta, sino en vivir tu vida con tus propias reglas. Ahí es donde empieza el feminismo real: cuando dejas de justificar tus decisiones y simplemente las vives.
¡Nos leemos en el proximo post!😉
BRU-TAL!!!!!!!🔥❤️🔥❤️
ResponderBorrarGRA-CI-AS!!!!❤️❤️❤️❤️
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