¿Cuándo fue la última vez que te impactó una obra de arte erótico? Y no te hablo de arte ancestral lleno de metáforas y sutilezas. No. Te hablo de arte visceral, magnético, controversial, reivindicador y caótico. Hoy daremos un recorrido por distintas formas de expresión artística que sacudieron (y aún sacuden) al público desde su creación, y que siguen siendo referentes culturales del erotismo y el sexo en nuestra cultura. Y créeme: no necesitas ser una experta para apreciarlo, descifrarlo… y sí, incluso excitarte. ¿Y si el arte no solo se mira, sino que también se siente… ahí abajo?
El sexo está en todos lados. Queramos o no, mucho de lo que vemos en nuestro día a día tiene una raíz sexual. Y eso no es casualidad. El arte erótico impregna nuestra vida en múltiples formatos y formas. Desde leer una novela erótica hasta posar desnuda frente a una cámara… el arte está presente. Y a nosotras ¡Nos encanta! Ha evolucionado tanto con el tiempo que se ha colado casi sin pedir permiso en nuestras pantallas, redes sociales, anuncios, videoclips y series. El sexo ha dejado su huella en todas nuestras formas de comunicarnos. Y lo sigue haciendo.
📚 Literatura: erotismo entre letras
No todo lo visual es lo único que atrapa o excita. Nuestra imaginación es más poderosa de lo que creemos... solo es cuestión de dejarse llevar. La literatura ha sido, desde siempre, un refugio para el deseo. A veces sugerente, a veces explícita, a veces sutil como un susurro. Y lo mejor es que no necesita imágenes: una buena frase puede ser más erótica que mil cuerpos desnudos.
La literatura erótica es especialmente popular entre mujeres, eso es un hecho. Pero es un arte que cualquiera puede disfrutar… siempre que sepa entregarse a lo que está leyendo. Antes de que existiera el cine o el porno, existía la palabra escrita. Algunas obras abordaban el erotismo desde lo sugerente, lo simbólico, lo poético. Otras eran más explícitas y directas, describiendo el acto sexual sin rodeos: posturas, cuerpos, fluidos, gemidos. Todo narrado con detalle y sin pudor.
📜 Antigua Grecia y Roma
En la Antigua Grecia y Roma, el deseo se narraba con poesía, sátira, comedia y hasta con manuales. No existía esa división entre erotismo "aceptable" y pornografía "prohibida"… el sexo era parte de la vida, así de simple. Y por eso también era parte del arte.
En Grecia, uno de los referentes más famosos es Safo de Lesbos (sí, contra todo pronóstico, una mujer griega que escribía poesía erótica… y encima sobre otras mujeres). De hecho, su nombre fue el origen del término lesbianismo, ya que era homosexual. ¿Cómo te quedó el ojo? Safo escribió sobre el deseo femenino con una belleza y sensibilidad que siguen vivas hasta hoy. Sus versos son íntimos, tiernos, cargados de emoción y, al mismo tiempo, profundamente sensuales. Pero si vamos a lo explícito sin rodeos, no podemos dejar fuera a Sótades, poeta griego que se atrevió a escribir en verso sobre prácticas sexuales de todo tipo, con tanta libertad que acabó en prisión por ello. Literalmente, cancelado en la Antigüedad.
En Roma, Ovidio escribió el Ars Amatoria, un manual de seducción con consejos para conquistar amantes… que terminó costándole el exilio. En el Satiricón, Petronio se lanza a narrar orgías, tríos, amantes y esclavos sexuales con un tono casi cómico. Y si quieres algo más directo, los epigramas de Marcial son básicamente tuits romanos con descripciones sexuales sin censura. Imágenes explícitas, sí, pero también inteligencia, sátira y deseo por todas partes.
Y si creías que todo lo erótico en la antigüedad venía de Grecia o Roma… espera a conocer la India. En torno al siglo III d.C. apareció uno de los textos más famosos del erotismo mundial: el Kamasutra (Ya hablamos largo y tendido de este libro en otro post). Lejos de ser solo un manual de posturas, este texto es una guía filosófica sobre el arte de vivir, donde el placer sexual es tan importante como el amor, el respeto o la conexión espiritual.
El sexo aquí no es pecado ni tabú: es parte del equilibrio de la existencia. Se habla de cuerpos, juegos previos, tipos de orgasmo, deseo femenino y masculino… con naturalidad, sin culpa, sin censura. Imagínate lo revolucionario que fue (y sigue siendo) leer sobre el placer sexual como una fuente de sabiduría y bienestar. Porque sí, el deseo también puede ser sagrado.
✝️ Edad Media y Renacimiento
En la Edad Media, la literatura erótica (al igual que vimos la semana pasada con la pintura y la escultura) fue censurada, silenciada y cubierta con capas de culpa y pecado. La Iglesia tenía el control total sobre la moral y las normas sociales, y el sexo era visto como una amenaza directa.
Los cuerpos (especialmente el femenino) pasaron a ser considerados enemigos, símbolos de tentación, de pecado, de caída. Pero ya sabemos cómo es lo prohibido: siempre encuentra la forma de colarse por las rendijas de la historia...
En los cuentos medievales, las monjas “caen en tentación”, los clérigos rompen votos y las campesinas se dejan seducir. Todo eso, contado entre líneas, con dobles sentidos y simbolismos que había que saber leer. Por eso solo las personas cultas o con acceso a la educación eran quienes disfrutaban de estas metáforas y referencias poéticas sutiles. Uno de los ejemplos más sabrosos (y conocidos) es “Los cuentos de Canterbury” de Geoffrey Chaucer, donde hay historias cargadas de infidelidades, escarceos sexuales y mucho humor subido de tono. Otro texto clave es “El Decamerón” de Giovanni Boccaccio, una colección de cien cuentos contados durante una cuarentena por la peste… en los que hay muchas más ganas de sexo que de rezar.
Ya con la llegada del renacimiento, el sexo en la literatura se liberó y comenzó a escribirse de forma más libre y hasta explícita. Aunque los dobles sentidos y los simbolismos seguían presentes, también existió su contraparte: lo explícito, lo descarado y lo controversial. El referente más conocido del erotismo literario más sutil fue Shakespeare, el cual jugaba al erotismo con poesía e inteligencia. Sus comedias están llenas de dobles sentidos, insinuaciones, juegos verbales y pasiones disfrazadas de amor romántico. Pero si sabes leer entre líneas… el deseo está en cada escena. Con él, el sexo no se ve, se intuye. Y a veces, eso lo vuelve mucho más poderoso.
Pero su contraparte Aretino no se andaba con sutilezas: escribió Los sonetos lujuriosos con un lenguaje explícito, acompañado de grabados que mostraban el acto sexual sin filtros. Fue provocador, directo, escandaloso… y, por eso mismo, fascinante. Sus textos no sugerían: mostraban. Fue uno de los primeros en escribir sobre sexo con intención artística y sin pedir permiso.
🔥 Siglos XVII y XVIII
A medida que avanzamos hacia la modernidad, el deseo se hace más osado, más directo. En los siglos XVII y XVIII, aparecen los textos libertinos: obras que hablan de sexo sin tapujos, desafiando la moral religiosa y las buenas costumbres. No se escribían para adornar… se escribían para provocar e impactar.
Autores como el Marqués de Sade escandalizaron a toda Europa con libros que mezclaban erotismo, violencia, filosofía y poder. Su obra Justine, por ejemplo, es una mezcla explosiva de sadismo, crítica social y pura provocación. Fue tan controversial que fue censurado, perseguido, encarcelado… pero también leído en secreto por miles. Ya te hablé de este autor en mi post del BDSM, y como su nombre fue la inspiración para la palabra Sadismo. Esta obra es, sin duda, un referente del Dark Romance y de la filosofía del placer prohibido.
En Francia, los salones aristocráticos se llenaban de libros clandestinos que circulaban entre abanicos y copas de vino. Textos como Thérèse philosophe o Histoire de Dom Bougre (cuyos autores no se saben en claridad quienes son) narraban iniciaciones sexuales, encuentros entre religiosas y libertinaje burgués con un tono entre lo cómico y lo erótico. Todo era escándalo… y a la vez, deseo.
💋 Siglo XX
Aquí la literatura erótica se vuelve más introspectiva, más profunda, más íntima. El erotismo deja de buscar el escándalo externo y empieza a mirar hacia adentro. El sexo ya no es solo piel: también es memoria, herida, identidad, revolución. En esta etapa, el erotismo no es un adorno. Es un medio para explorar el yo. Para narrarse, para romper con lo impuesto. Para decir “esto también es mío”. Y lo más importante… la voz femenina entra en escena con fuerza propia.
Autoras reconocidas como Anaïs Nin, la cual escribió cuentos, diarios, y novelas donde el deseo femenino es el protagonista, además de ser mostrado sin excusas, sin vergüenza. En sus textos no hay culpa: hay pulsión, ternura, contradicción y fuerza. Obras como Delta de Venus o Pájaros de fuego exploran las fantasías y el placer desde un lenguaje sensual y emocional. Otro referente indispensable es Henry Miller, amante y cómplice de Anaïs, cuyas novelas como Trópico de Cáncer o Trópico de Capricornio mezclan sexualidad, bohemia y filosofía con un lenguaje sucio, provocador y profundamente vitalista. Y en un registro más oscuro y filosófico, Georges Bataille, con su obra Historia del ojo, llevó el erotismo al límite entre lo sagrado, lo enfermizo y lo sublime. Se dice que leerlo no es fácil… pero es imposible olvidarlo (no sé tú, ¡pero a mí ya me dieron ganas de leer!).
📱 Contemporaneidad
Con la llegada de internet a nuestras vidas, las personas empezaron a tener un medio más libre y espontáneo para escribir literatura erótica. Con los ordenadores llegaron también las redes sociales, los blogs, los fanfics, los newsletters, los podcasts… y, por supuesto, los celulares. El deseo se volvió digital y ahora se escribe desde la cama, desde el móvil, desde el anonimato o con nombre propio. Y eso ha abierto la puerta a nuevas voces, nuevas miradas y nuevas formas de erotismo.
Existen muchos relatos eróticos contemporáneos, que ya solo no son escritos por autores reconocidos, sino que los hacen personas comunes, como tú y como yo (yo misma he escrito una novela erótica, ¿recuerdas?). Estas personas se animan a compartir sus fantasías, sus experiencias o sus sueños. Algunos lo hacen desde el juego, otros desde el arte, y otros como una forma de sanar y reconectar con su cuerpo. Pero que les une lo mismo: narrar historias eroticas llenas de drama, amor, romance prohibido, tabú y controversia.
Hay un boom de literatura erótica en plataformas como Wattpad o Inkspired, donde encontramos historias de amor con escenas subidas de tono, novelas de dark romance, BDSM suave, boy love, girl love, tríos, fantasía queer, y un montón de etiquetas nuevas que rompen con la idea de “sexo correcto”. Y lo más hermoso es esto: la voz ya no es solo masculina. Ahora escriben mujeres, personas queer, no binarias, trans… y eso transforma todo. Porque el deseo ya no tiene una sola forma ni una sola dirección. Y en esa diversidad, también hay poder.
Y no podemos dejar de lado el sexting, el cual se ha vuelto la escritura erótica parte de la intimidad diaria. Lo que antes eran cartas… ahora son audios, emojis, y mensajes que terminan en gemidos (guiño, guiño).
📸 Fotografía: cuerpos que hablan
Esta es sin duda de mis favoritas. Leer me encanta pero posar... No existe una experiencia que te empodere tanto que ser fotografiada... desnuda. Al llegar la fotografía en escena, el erotismo encontró una nueva manera de expresarse: más directa, más íntima, más sensual. La fotografía erótica cambió la forma de vivir el deseo y el placer. Ya no tenías que conformarte con imaginar o pintar el deseo, ahora se podía capturar en una fotografía. Fue un antes y un después en la cultura y el mundo.
En el siglo XIX, cuando aún el cuerpo desnudo era un escándalo, aparecieron las primeras fotografías eróticas clandestinas. Mujeres en corsés, pechos al aire, miradas tímidas o desafiantes. Eran imágenes privadas, pero también revolucionarias: porque por primera vez, el cuerpo femenino dejaba de ser una fantasía pintada por otros y se volvía carne real, con pliegues, piel, peso y presencia.
Pero claro, era cuestión de tiempo de que alguien con visión convirtiera este estilo de imágenes privadas en arte. Ejemplos hay muchísimos. Al entrar en tu Instagram puedes ver cantidad de imágenes muy profesionales fotografiando todo tipo de cuerpos. Pero, si tuviera que destacar algún nombre en este arte serían Helmut Newton, con sus mujeres fuertes, dominantes y siempre al borde de lo pornográfico. Nobuyoshi Araki, con sus mujeres atadas en shibari, mezclando belleza y provocación. O Robert Mapplethorpe, que fotografió penes, torsos, cuerpos queer y BDSM con una elegancia tan extrema que rozaba lo sagrado.
Helmut Newton |
Nobuyoshi Araki |
Pero más allá de fotógrafos reconocidos, y exposiciones en museos, la fotografía erótica forma parte de nuestro día a día. El selfie erótico, el nude, el sexting visual, todo eso también es parte del arte contemporáneo. Porque no necesitas exponer tus fotos en una galería para que tengan poder. Basta con que te mires con deseo. Basta con que retrates tu cuerpo desde el placer… y no desde la vergüenza. Lo importante es que te sientas cómoda y sexy en tu propia piel, sin demostrarle nada a nadie, solo siendo tú misma. La fotografía erótica no se trata solo de mostrar piel. Se trata de mirar(se) con otros ojos.
Yo misma he posado en muchas ocasiones desde que tengo 18 años (sí, bastante joven). Siempre me he sentido cómoda en mi piel, a pesar de mis complejos, porque no creas que no tengo ninguno. Te recuerdo que soy muy delgada, y crecí en un país de curvas. Eso me generó dismorfia corporal desde los 14 años. Pero hacer desnudos artísticos me hizo sentirme más libre, más bella y más empoderada con mi cuerpo. Al final, lo que importa es cómo te ves tú a ti misma. No es una relación lineal, pero sí es una que merece ser cultivada con amor y paciencia.
Como verás el arte y el sexo está en todas partes. En distintos formatos, formas y colores, pero siempre defendiendo la sexualidad, el deseo, el placer y el cuerpo desde el arte, desde la vulnerabilidad y el erotismo. El sexo siempre ha sabido colarse a través de la historia, como parte incontenible de nuestra naturaleza, de nuestra vida. No podemos negar quienes somos, y por eso el sexo impregna todos los tipos de arte que existen: desde la pintura, la escultura y todo lo que vino después. siempre ha estado ahí. Desnudarse no siempre es quitarse la ropa. A veces es escribir, fotografiar, imaginar… y dejar que el deseo hable por nosotras. Eso también es arte. Y también es sexo.
¡Nos leemos en el próximo post!📸❤
Fuentes para esta entrada:
Literatura erótica - Wikipedia, la enciclopedia libre
La novela erótica: características, origen e historia – Yersey Owen
Historia de la novela erótica | Le Miau Noir Revista Cultural
Un repaso por la historia de la fotografía erótica
Fotografía erótica - Wikipedia, la enciclopedia libre
Así fueron los comienzos de la fotografía erótica: un repaso (EXPLÍCITO) | HuffPost Voices
BOOM!!!Es una bomba como escribes mi amor. Todos estos escritos son magia pura, una energía increíble y una herramienta muy potente para una futura revolución sexual que, no te go dudas, se producirá. Gracias por escribir así. Te admiro❤
ResponderBorrarGracias mi amor!!! Eres el mejor novio del mundo! Tu apoyo para mí es lo más preciado! te amoooo❤
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