Hace casi 6 años tuve que dejar atrás mi vida entera, mi familia, mis amigos, mi casa, mi gato, todo lo que conocía, porque sencillamente no podía soportar más vivir como lo estábamos haciendo. Mi camino fue muy duro y difícil, solo el que ha emigrado puede entender lo que digo. La narco- dictadura de Nicolás Maduro ha llegado a arruinar la vida de millones de venezolanas y venezolanos. Al dejar mi hogar, con 2 maletas y muchísimo miedo, emprendí un nuevo camino, lleno de sentimientos encontrados. Por un lado, las ganas de conocer el mundo, de explorar, de conocer gente nueva, comidas nuevas, paisajes nuevos; por el otro lado los sentimientos de culpa, de tristeza, de nostalgia, siempre extrañando a mi familia.
Desde que era niña yo soñaba con emigrar, siempre fue mi sueño conocer el mundo, y siempre tuve muy claro que estando en Venezuela no lo iba a lograr del todo. Pero jamás imaginé que a mis cortos 25 años, me tocaría coger un bus, con 2 maletas y muy poco dinero, y prácticamente salir huyendo de mi país. Recorriendo varios países de Latinoamérica, por tierra, para llegar a Buenos Aires, Argentina. En Venezuela he vivido varios de los escenarios más terroríficos de mi vida, pero no todos, pues la maldad no discrimina, está en todos lados. Sin embargo, hoy no quiero hablar de esos escenarios, quiero escribir una carta de amor a mi nación, una que llevo en mi corazón desde hace años, pero jamás me he atrevido a poner en palabras.
Venezuela, tú que me haz visto nacer y crecer, que me diste a mis maravillosos padres y a mis bellas hermanas. Me regalaste mi primera visión de la vida.
Una madre arrecha! Mi heroína! Ella me inspira como ninguna otra. Más venezolana que la arepa y la salsa erótica. Tan dulce y cálida con la gente, generosa y sonriente. Me dio tanto amor y me enseñó tanto de la vida, que solo puedo agradecer haberla tenido como madre.
Un padre trabajador y responsable, pero también muy generoso y honesto. Un luchador de la vida, que sacó a su familia de un barrio, y les dio la oportunidad de una mejor vida. Por ti tengo esta excelente educación.
A mi gente, mi familia y amigos (algunos compañeros de clase y de trabajo incluidos), esos que te hacen reír en las tristezas y bailar en la felicidad! Con ustedes viví los mejores momentos de esa vida que una vez conocí, pero que se quedó conmigo.
Venezuela linda, contigo aprendí a caminar, a bailar, a decir y no decir, a ser muy honesta y directa.
Me enseñaste lo que es bueno y lo que es malo (a veces por las malas).
Fuiste testigo de mi primera risa, de mi primer beso, de mi primer llanto, de mi primer amor y de mi más grande tristeza.
Me dejaste equivocarme, también soñar, jugar, aprender, experimentar, oler, mirar, tocar, sentir...
Me regalaste un clima perfecto, un entorno cariñoso, una gente maravillosa, unos paisajes vibrantes, una variedad de animales, de colores, de vida!
En ti están mis raíces, mi pasado, mi historia. De ti proviene mi familia, han salido mis más grandes amistades, y mucha gente que me ha dejado una enseñanza importante.
Me regalaste comidas exquisitas, con variedad en sabores y olores, desde dulces a salados, de cítricos a más amargos, todos están presentes, desde la empanada hasta la hallaca, desde el tres leches hasta la reina pepiada! (hasta me han salido rimas)
En tus brazos encontré paz, alegrías, felicidad, rodeada de esa maravillosa aura de calidez que es tan nuestra.
Jamás olvidaré a mi bella Caracas, con ese cerro que la rodea, tan imponente y colorido. Una ciudad de nervios, pero también de encuentros. Con sus bellos paisajes, sus autopistas, sus suburbios, incluso sus barrios, todo tiene ese no se qué, que qué se yo que te deja deseando.
Yo soy de Caricuao, y estoy muy orgullosa! Mi pequeño pueblo apartado, pero lleno de sabor, color y mucha gente que recuerdo con mucho cariño. Mis vecinos, el panadero, el charcutero, las peluqueras, el veterinario, los del Farmatodo, la del Cyber, los del metro, los de los puesticos de los sábados, los que traían la fruta y la verdura y con su megáfono nos dejaban saber a todos sus ofertan en piñas y plátanos. El que vendía queso, la de la papelería, los que te alquilaban el minuto de llamadas con sus teléfonos agarrados a una cadena, y cómo olvidar los pequeños bares y cafeterías. Todos ellos estaban todos los días trabajando duro.
Tenemos gente muy trabajadora, en todos los oficios y carreras. Somos gente de bien, que quiere hacer las cosas bien y poder disfrutar de lo trabajado.
Cómo olvidar mi educación? Pasando por mis maestros de primaria, los cuales recuerdo con tanto cariño, ustedes me enseñaron las primeras cosas de la vida, y yo solo puedo estar agradecida. Nuestros maestros tienen una devoción que no encontrarás en todos lados, su hambre de enseñar es infalible, siempre con tanta paciencia y cariño. Nuestros maestros aman su profesión!
Luego están los del bachiller, éstos eran más estrictos, sí, pero también nos querían, y en el fondo, se reían de nuestras tontearías. A ellos los recuerdo con mucho cariño también, pues aprendí de ellos, no solo lo que nos daban en el pizarrón, aprendí de su calidad humana.
A mis profes de la universidad también les tengo mucho cariño, su devoción por la excelencia siempre sacó lo mejor de mi, pues me gustaban sus discursos sobre la política y las leyes (estudié derecho) que me motivaban, en su momento, a soñar con un mejor futuro.
Nuestros médicos son la envidia del mundo! Tenemos un personal sanitario que nos trata con cariño, con paciencia, con amor! Ojalá el resto del mundo aprenda de ustedes, pues los echamos mucho de menos cuando nos enfermamos.
En Venezuela encuentras de todo! Desde paisajes de desiertos, hasta nieve, desde montañas, mares y lagos. Tiene llanos, tiene costas, tiene selva, montañas, manglares y hasta ciudades importantes.
Tiene todo tipo de personas, nosotros apoyamos la mixtura. Tenemos gente blanca, gente morena, gente más oscura, gente de todo tipo, con tantas sonrisas, con tantas anécdotas, con tanta vida!
Quien nace en Venezuela aprende a vivir la vida, a disfrutar de los pequeños momentos y sobre todo, a querer con muchas ganas!
Sé que esta situación es muy difícil, pero el venezolano nunca se rinde, siempre esta ahí al pie del cañón, dando lo mejor de sí, y si no le dejan surgir en su entorno se va, y no solo eso, le pone muchas ganas cuando se va! Cuando tienes que dejar todo lo que conoces, debes adaptarte a un nuevo entorno, aprender nuevas costumbres y códigos de conducta. Emigrar es una dosis de realidad muy grande. Por varios años quise solo desconectarme de lo que pasaba allá, pero ojo, nunca dejé de estar pendiente de mi gente, y siempre con mi corazón en mis hermosos recuerdos de mi vida pasada. Ahora tengo otra vida, me atrevo a decir que he vivido 3 vidas en esta que estoy viviendo, pero está bien, me gusta saber todo lo que sé. No perdamos nuestra forma de ver la vida, pase lo que pase, no le demos el gusto al gobierno de dejar de vivir!
¡Nos leemos en el próximo post!💛💙❤️

Yo y mi manera de llorar cada que leo algo de Venezuela, gracias pri devoraste con este escrito, me hiciste acordar de mi infancia esa que no recordaba hace mucho tiempo.
ResponderBorrarGracias primaaaa te quiero!!❤❤
BorrarHermosas palabras bonita reflexión gracias x inspirar y revivir bella ❤
ResponderBorrarGraciaaas!!❤❤
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