Hay una frase que escuché cuando estaba trabajando como extra en una novela (sí, tuve una faceta artística cuando era más joven). Recuerdo que nos pidieron quedarnos unas horas más por el mismo precio de la hora diurna, aunque ya era nocturna, porque era una escena rápida. Todavía recuerdo cómo nos trataron de mal para pedirnos ese favor, así que decidimos (al unísono) irnos todos. Un muchacho que estaba a mi lado dijo algo que se me quedó grabado: No es el qué, es el cómo... Y es que, muchas veces, no somos conscientes del alcance de nuestras palabras. Y en el sexo pasa exactamente lo mismo. El vocabulario que usamos para hablar con nuestra pareja o en un encuentro casual suele ser muy limitado (a menos que seas un freak del tema). Así que, muchas veces, no nombramos lo que deberíamos o recurrimos al lenguaje obsceno para poder hablar del asunto. (Y ojo, eso está perfecto si te gusta ese rollo, pero no es para todo el mundo). ¿Pero qué pasaría si pudiéramos darle una vuelta a eso y comunicarnos de una forma más sensual, sin parecer algo que no somos?
Es completamente posible enamorar a alguien solo con palabras. De hecho, ¡por eso tantas personas cayeron en estafas por teléfono en los 90's y 00's! Recuerdo haber leído un libro fascinante que contaba cómo, con solo unas palabras bien dichas en una llamada, se podía enganchar a alguien. El poder de comunicar lo que sentimos es clave en nuestros encuentros. Solo así podemos obtener ese feedback que aumenta la excitación y, sobre todo, la conexión. Y ahora te estarás preguntando: ¿cómo hablar del tema sin caer en lo obsceno o sonar demasiado fría?
De acuerdo al contexto, el vocabulario sexual puede estar cargado de prejuicios. Palabras como "lujuria" o "lascivo" suelen tener una connotación moralista o religiosa. Si se quiere avergonzar a alguien por su comportamiento sexual, basta con llamarlo "lujurioso" para que la persona se ofenda o, como mínimo, se sienta aludida. Y claro, nos han enseñado (en este lado del mundo, influenciados por los valores implantados por la iglesia) que la lujuria es un pecado capital (o, como me gusta llamarlo, una forma de castramiento masivo).
Pero también está el lenguaje técnico, ese que puede hacerte sonar un poco fría si lo usas en tus encuentros. Las palabras técnicas del sexo son como un helado de yogurt desabrido, sin azúcar y de color blanco nata. No tienen chispa ni gracia. ¿Dónde están los colores y las chispitas de chocolate? ¡O el sabor Sambayón! (el favorito de una de mis mejores amigas). La vida es demasiado corta para usar un lenguaje aburrido, ¿verdad? Palabras como "coito", "genitales", "pene" y "vagina" son demasiado simples y básicas. Están bien si quieres sonar sofisticada en una clase o charla intelectual, pero fuera de esos contextos... ¡te matan toda la sensualidad!
Entonces, ¿qué palabras deberías usar más? La idea es enriquecer un poco nuestro vocabulario, pero al final, cada quien tiene su propio estilo y personalidad. Te voy a dejar un montón de ejemplos, pero la clave es que los adaptes a ti. Esto no es para que hables de una forma específica, sino para que te comuniques mejor y, de paso, suenes sexy y atractiva...
Éxtasis: Ideal para reemplazar la palabra "orgasmo". Ojo, "orgasmo" no está mal, pero el éxtasis va más allá: es una sensación tan intensa que solo alguien especial puede hacerte sentir (guiño, guiño).
Intimidad: Úsala para describir la conexión emocional con tu pareja. Aunque suele asociarse al encuentro físico, la intimidad es algo más profundo, una conexión que no siempre puedes explicar con palabras, pero que sabes que está ahí.
Flor: Ideal para referirte a tu vagina de forma poética y delicada. Aunque claro, siempre puedes dejar volar tu imaginación. Cada país tiene su propia forma de llamarla: concha (Argentina), totona (Venezuela), chocho (España). Si te animas, busca un nombre que te guste y bautízala de una forma que la haga única y especial.
Lolas/Bubbies: Ya sabes a qué me refiero. Los pechos son una zona súper erógena y, además, muy llamativa. Así que, ¿por qué no darles un nombre que vaya con su personalidad? Dale rienda suelta a tu creatividad (yo a las mías las llamo "limoncitos", con mucho cariño, claro).
Durazno: No solo es una fruta, también puede ser el apodo perfecto para tu maleta trasera. Es ideal para hablar en clave, pero también le da un toque "cuchi" y juguetón a tu trasero. ¡Quién puede resistirse a algo tan dulce y apetitoso como un durazno!
Berenjena: Una forma simpática y juguetona de referirse al miembro de tu novio. Y si la berenjena no es tu estilo, siempre tienes otras opciones del mundo vegetal, como el pepino, la banana o incluso el plátano. Ahora bien, muchos chicos ya tienen un nombre especial para su amiguito, pero si el tuyo no pertenece a ese club, ¿por qué no tomar la iniciativa y bautizarlo tú misma? ¡Un apodo divertido puede darle un toque extra a la confianza y la complicidad!
Delicioso: Yo uso esta para hablar del sexo. Le llamo "el delicioso", y me fascina. Sé que ya es un meme en internet, pero ¿y qué? Tiene su encanto. Además, es perfecta para darle un toque sexy y divertido a la conversación. Te invito a que la hagas tuya en tus encuentros; ¡quedarás como la reina del doble sentido!
Sabroso/a: Perfecta para describir de manera apetecible el miembro o la flor de tu pareja. ¡Y no solo eso! En mi país, esta palabra es multiuso: todo nos parece sabroso. Así que úsala con confianza.
Cosquilleo: Ideal para esas sensaciones de mariposas en el estómago cuando alguien te gusta mucho. Esa mezcla de emoción y nervios que no puedes controlar.
Sensualidad: La vieja confiable. Ser sensual o hacer que alguien se sienta sensual es uno de los mejores halagos. Recuérdale a tu pareja lo sensual que es, y verás cómo se pone rojito o rojita. ¡No falla!
Juguetón: Perfecta para hablar en clave y pedir cariños. Intenta esto: "¿Quieres jugar conmigo?" y prepárate para lo que venga.
Arrebato: Es ideal para describir esa "matraca sabrosa" que te dieron anoche (guiño, guiño).
Ritual: Perfecta para describir ese encuentro especial que preparaste con cuidado, desde las velas hasta la música, pasando por los aceites o lencería. Usar "ritual" eleva el momento, haciéndolo sonar como algo más que solo sexo: un momento de conexión profunda y llena de intención. Es sexy, místico y romántico. ¿Qué más se puede pedir?
Delirio: Perfecta para hablar de esas experiencias de placer tan intensas que te hacen perder la noción de todo. Es ese estado donde la razón se rinde ante el puro sentir.
Suspiro: Ideal para sustituir los gemidos. Según tu personalidad, úsala para dejarte llevar y sonar como la flor más delicada del jardín (nota: no aplica si eres un poquito, bastante, escandalosa. Como yo)
Tentación: Aunque en algunos círculos religiosos suene como algo negativo, yo te sugiero usarla para describir eso que se siente prohibido o atrevido. ¡Es una palabra llena de misterio y deseo!
Eso sí, no te limites solo a mis recomendaciones. Si quieres seguir ampliando tu vocabulario sexual, te sugiero que te adentres en novelas eróticas o poesía. Son una forma genial de enriquecer tu vocabulario de manera natural. ¡Te sorprendería lo mucho que podrías disfrutar de la poesía o las novelas eróticas! Además, te ayudarán a comunicarte de una manera más fluida y auténtica, reflejando tu experiencia personal de forma más clara y precisa.
También es completamente válido usar palabras más subidas de tono para los amantes del BDSM. Como siempre digo, cada quien tiene sus gustos, y este tipo de lenguaje es tan válido como el que te acabo de mostrar. Si eres de las personas a las que les encanta que le hablen de forma más explícita, en las novelas eróticas de BDSM encontrarás mucha inspiración. ¿Te gusta que te hablen sucio?
Además de mejorar nuestro lenguaje, es clave transmitir mensajes positivos a nuestra pareja. Usar un "lenguaje positivo" fomenta una mayor conexión entre los dos. Te daré un ejemplo: Don Besucón, al momento de conocerlo, no se daba tanto crédito en lo físico. No entendía por qué, porque a mí me encanta cómo se ve (y cómo es, claro). Yo soy de las que, cuando siento algo, lo digo sin filtro, así que comencé a decirle (cada vez que tenía la oportunidad) frases como: "que guapo estás", "que rico hueles", "me encanta como te queda eso", "amo tu sonrisa". Esto de manera constante. Pues para hacerla corta, su percepción de sí mismo mejoró muchísimo. Empezó a verse de una forma mucho más parecida a como lo veo yo.
Y es tan sencillo, ¿verdad? Necesitamos darnos más mensajes positivos, no solo a nuestra pareja, sino a todo nuestro entorno. Nunca sabes a quién le puedes mejorar el día solo con decirle algo que le haga sentirse mejor consigo misma/o. A todos nos encanta que nos hablen bonito, ¿por qué no empezar a hablar más bonito también?
Espero que este inicio de año haya sido tan mágico y lleno de momentos especiales como el mío. ¡Estoy viviendo tantas cosas que casi necesito un post entero para ponerlas todas en orden y contarte todo el chisme! Me encanta estar de vuelta y poder compartir este espacio contigo. ¿Te ha gustado el post de hoy? Cuéntame, ¿qué palabra te ha impactado más (o menos)? Y si tienes alguna sugerencia, no dudes en compartirla, estaré encantada de leerte en los comentarios. Eso sí, ¡dímelo bonito!
¡Nos leemos en el próximo post!💋
Excelente contenido el de hoy! ☺️ Si las palabras tienen poder! Y a veces exitan hasta más que el propio acto en sí....y más se te las susurran al oído, con calidez!
ResponderBorrar¡Muchísimas gracias por tu comentario! 😍 Totalmente de acuerdo, las palabras tienen una magia única, y si se usan con intención y calidez, pueden despertar emociones increíbles. ¡Me alegra mucho que hayas disfrutado el post!
Borrar