domingo, 15 de septiembre de 2024

Capítulo 4: Un francés para un Francés

Muy pronto su beso dulce comenzó a transformarse en uno más apasionado. A medida que se besaban, éstos se intensificaban. Ambos estaban sintiéndose atraídos por la lujuria que desprendían sus cuerpos. Parecían dos amantes empedernidos, tomándose mutuamente con un lenguaje de pasión y desenfreno. Aunque la realidad fuera muy diferente.

Pierre movió a Sabrina de su regazo y la colocó delicadamente en la cama. Notó que ya se le había pasado el frío, pues había dejado de temblar. Se recostó encima de ella y siguió besándola. Bajó sus labios a su cuello, y comenzó a chuparlo delicadamente. Todo mientras sus manos acariciaban sus pechos con deseo, apretando un poco más con cada caricia.

Sabrina comenzó a excitarse cada vez más con los besos. Le parecían embriagadores. A pesar de que no le encantaba besar a los clientes, Pierre era diferente. Con él podía estar toda la hora besándose, su aliento, sus labios y su apetito por ella la hacían sentir excitada. Estaba a gusto con él. Sabía como prepararla bien antes de llevarla al límite con su pene. No pudo evitar retorcerse del placer cuando Pierre bajó a su cuello. Podía notar lo húmeda que estaba su lengua. Lo abrazó intensamente, le gustaba lo que sentía con él.

Pierre, al notar la reacción de Sabrina, se sintió orgulloso. Se estaba dando cuenta de que ella realmente se excitaba con él. Al punto de que la penetración no había sido ningún problema, como si solía sucederle con las demás chicas. Con ellas tenía que ser extra cuidadoso y utilizar mucho lubricante. Incluso, alguna vez, se había topado con alguna chica que no pudo penetrar entera. Lo de Sabrina le explotaba la cabeza, ¿Cómo una vagina tan apretada podía sentir tanto placer con él?

La abrazó de vuelta y la besó intensamente. Esto hizo que se quedaran (ambos) sin aliento. Pierre podía notar que Sabrina estaba muy excitada. Él se encontraba deseoso de saber cómo Sabrina se devoraba su pene. Ambos se detuvieron para respirar, y en ese momento Pierre aprovechó y se levantó de encima de ella y se recostó a su lado, colocando su entrepierna a la altura de su cara. 

Sabrina entendió a la primera. Los hombres no le parecían nada sutiles a la hora de pedir sexo oral. Aunque la mayoría de las veces le parecía una tortura que lo hacía en su trabajo, esta vez era diferente. Le apetecía genuinamente practicarle sexo oral al enorme y apetecible pene de Pierre. Ella sabía lo buena que era. Se estaba haciendo un buen nombre entre sus clientes por su increíble sexo oral. Quería destacar, así que aprendió diferentes técnicas, tanto en el porno como en la práctica real. 

Sabrina se levantó y se sentó sobre sus rodillas, en la posición japonesa Seiza. Cogió su cabello y lo ató con una goma que tenía en su muñeca. Siempre la tenía con ella para ir a la ducha con los clientes y para practicar sexo oral, así su perfecto cabello negro largo no se estropearía.

Se inclinó hacía su pene y comenzó a acariciarlo. De arriba hacía abajo, como en la ducha. Esta vez para humedecerlo escupió un poco de saliva y comenzó a frotarlo, quería provocarlo bien antes de introducirlo en su boca. Cogió uno de los condones de Pierre y lo abrió delicadamente, sin dejar de mirarlo a los ojos. Luego le colocó el condón con movimientos muy sensuales, desviando la mirada solo para verle el pene. 

Una vez protegido, se lo metió a la boca. Su técnica era muy simple pero brillante. Al meterlo en su boca, abría bien ésta y lo acariciaba con su lengua. Esto le daba unas pequeñas cosquillas a Pierre que por su cara notaba que le agradaban. Luego, Sabrina apretó los labios de forma delicada para hacer un poco más de presión. 

Pierre gimió de placer. No solo tenía una vagina privilegiada, también una boca de locura. Al ser un cliente recurrente de las prostitutas de Valencia, Pierre estaba acostumbrado a los buenos orales. Las chicas realimente eran muy buenas en su "blowjob", pero hoy se estaba dejando conquistar por Sabrina. Quería ver qué tan buena era.

Sabrina no se dejaba intimidar por el tamaño de su pene. Abrió muy bien la boca y comenzó a introducirlo más. Ella cobraba un cargo extra por hacer deepthroat (garganta profunda), pero como el pene de Pierre era tan grande, sabía que no le entraría entero, así que solo decidió probar hasta donde era capaz de introducirlo en su boca. Luego vería si podría cobrarle o no. Muy despacito se la fue introduciendo poco a poco hacía su garganta. Su técnica consistía en hacer respiraciones profundas mientras la metía despacio. 

Pierre miró sorprendido a Sabrina. Lo estaba haciendo muy bien. Gimió más de placer. 

Sabrina comenzó apretar los labios y a jugar con su lengua mientras le hacía el oral. Esto los volvía locos a todos. Con su mano derecha comenzó a acariciar sus testículos, sabía que eso aumentaría la sensación de placer. No pudo introducir más el pene de Pierre en su boca porque no le entraba toda, pero con lo que pudo meterse le bastó para comenzar a hacerle movimientos más rápidos y fuertes con sus labios y su lengua.

-Comme vous le faites bien!- (¡Qué bien lo haces!) Le dijo agradecido Pierre a Sabrina. Tenía los ojos cerrados, estaba extasiado con su oral.

Sabrina sonrió satisfecha. Aunque no entendió lo qué le había dicho en francés, sabía que era muy buena, así que asumió que era un halago. Siguió concentrada en su tarea de complacer a Pierre, le gustaba oírlo gemir de placer. 

Tras algunos minutos, Pierre comenzó a notar que su excitación se elevaba así que detuvo a Sabrina con un movimiento rápido para sacar su pene de la boca de ella. Realmente lo hacía increíble, le había sorprendido. Todo en ella le volvía loco, sus besos, su belleza, su cuerpo, su vagina y hasta su oral, todo le parecía exquisito y delicioso.

-Me voy a correr muy rápido y aún estamos empezando- Le explicó Pierre a Sabrina, le avergonzaba no poder controlarse mejor. 

-No te preocupes, yo también me quiero divertir un rato más.- Le contestó Sabrina. Sabía que lo había llevado muy lejos con su técnica. Quería que él no se sintiera avergonzado. -Quiero que me sigas besando por favor, me gustan mucho tus besos- Le dijo con voz dulce mientras se acercaba a él despacio.

Pierre se sorprendió al escuchar esas palabras. No sabía que pensar, a él también le encantaba besarla, más que eso, le volvía loco. Sin pensárselo mucho cogió a Sabrina por su cintura y la la levantó encima de él. Quería sentirla, estaba tan excitado por su oral que no podía esperar más. 

Sabrina no le complicó las cosas y se sentó encima de él obedientemente. Se inclinó hacía su cara para besarlo nuevamente. Quería más de sus besos. 

Pierre le devolvió el beso mientras rozaba la punta del pene con su vagina. Pudo notar lo húmeda que estaba. Comenzó a penetrarla lentamente sin dejar de besarla. Era tan estrecha que le daba miedo hacer un movimiento brusco, no quería lastimarla. 

Sabrina comenzó a gemir de placer. El pene de Pierre estaba tan duro y grande que no pudo evitar estremecerse un poco. Podía notar como su vagina se expandía lentamente mientras seguía lubricando. Su excitación se elevaba a medida que la iba penetrando. Lo abrazó por el cuello y se acercó más a él, quería sentirlo cerca. Con movimientos delicados, Sabrina comenzó a frotarse con Pierre. Su pene dentro de su vagina era una sensación que le hacía sentir mucho placer. 

Pierre penetró despacio a Sabrina. Al notar que estaba muy excitada, comenzó a acelerar sus movimientos con la pelvis. La humedad de ella le comunicaba que podía jugar un poco más. Acarició todo su cuerpo. Su piel suave, sus curvas y sus hermosos pechos tenían tanta magia que no podía dejar de tocarlos.

A medida que sus movimientos comenzaron a ser más rápidos, Sabrina sentía que se avecinaba un orgasmo. Su enorme pene tenía una facilidad de hacerla sentir al límite. A ella le gustaba sentir un poco de dolor, le daba un toque extra a las sensaciones que venían acompañadas de placer. Pierre era delicado, pero su enorme pene ya le provocaba cierto dolor, lo que la excitaba todavía más. Sabrina se dejó llevar por sus sensaciones y se sumergió en el placer y el deseo que estaba sintiendo. Tuvo el primero orgasmo. Su cuerpo tembló y sus gemidos se escucharon en el pasillo. 

-¡Oh que rico que rico!- Gritó de placer mientras tenía el orgasmo.

Al otro lado del pasillo, Bella estaba acompañando a Juan, un cliente de la casa muy regular que solía entrar con tres de las chicas. Era popular porque dejaba buenas propinas. Ya le habían presentado a Sabrina, pero le pareció muy morena para su gusto, así que no le llamó especialmente la atención. 

-Esa chica se está divirtiendo, ¿Quién es?- Preguntó Juan a Bella mientras era escoltado a la habitación número uno. Ese día, Juan decidió entrar con Sofía, su favorita. Al tener una agenda apretada, tanto de su parte como de la de ella, se le era difícil coincidir en una cita con Sofía. 

-Sabrina, ya te la he presentado. Mi chica es la más divertida y disfrutona de la casa, tú porque eres necio y no la quieres probar, pero con ella te la pasarías increíble.- Le contestó Bella, sabía que los motivos de que Juan no la conociera no eran justos, pero ella estaba segura que si la probaba repetiría. 

Juan estaba entusiasmado por la cita, pero el gemido/grito de Sabrina le había llamado la atención. Tenía que admitir que era muy guapa y joven. No era muy fan de las latinas, pero sabía que cuando Bella le recomendaba tan repetidamente una chica, jamás salía decepcionado.

-Vale, pues hazme una cita con ella para mañana, vamos a ver si es tan buena como me la vendes.- Le dijo Juan un poco a regaña dientes, no se creía que fuera tan buena. 

Pierre estaba rojo de excitación. Sentía mucha satisfacción cuando Sabrina tenía un orgasmo. Le parecía una locura lo que podía hacer esa chica con su cuerpo, el cómo se dejaba llevar por su placer, se sentía tan atraído hacia ella. No paró de penetrarla quería que tuviera otro para él. 

Sabrina no podía ni pensar. El tamaño del pene de Pierre la llevaba loca. Sentía tanto que no entraban más pensamientos en su mente. El fuego que emanaba de su vientre era tan intenso que no quería que se terminara, solo quería que la follara. 

Una vez Sabrina alcanzó un segundo orgasmo, Pierre la abrazó y la reconfortó. Sentía que era una buena chica. Podía sentir cómo su corazón latía muy rápido, además de su respiración agitada. La observó detalladamente mientras respiraba con dificultad. Se veía tan bonita con sus mejillas rosadas. Quería que el tiempo se detuviera allí mismo. 

La levantó y la recostó delicadamente en la cama. Ahora le tocaba él hacerle el oral. Vio como Sabrina abría las piernas para él con total confianza. Ella era tan obediente y sumisa con él. A Pierre se le aceleró el corazón, todo en ella era como una obra de arte. 

Bajó su cara hacía su sexo o lo olió con una respiración profunda. Quería saborearla con todos sus sentidos. Comenzó a darle pequeños besos en su vagina, luego, con la punta de su lengua, empezó a jugar con su clítoris. 

Esto hizo que Sabrina se retorciera de placer. Acercó su pelvis un poco más hacia su cara, y comenzó a frotarse con su boca. Su lengua le daba tanto placer. Sus piernas muy pronto comenzaron a temblar, lo que le hacía Pierre con su lengua era pura magia. Su respiración se iba haciendo cada vez más pesada y su corazón iba rápido como un motor. Se asomaba otro orgasmo. 

Pierre sujetó la cadera de Sabrina y succionó con más fuerza su clítoris. Sabía que tendría otro orgasmo, así que aceleró sus movimientos para que ella sintiera más placer. El orgasmo de Sabrina vino acompañado de fluidos que se esparcieron por todo su rostro. Se sentía muy satisfecho. Ella era una máquina de placer. 

Luego, escuchó como Bella llamaba nuevamente a la puerta. 

¿Quieres saber cómo continúa? Descúbrelo el próximo domingo...

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