-¿Ya? ¿tan rápido se terminó?- preguntó Pierre a Sabrina, quien estaba igual de aturdida que él. El tiempo se les había pasado volando.
-¿Quieres quedarte un poco más?- le preguntó Sabrina, mirándolo con deseo. No quería que se fuera.
-¡Claro que quiero!- Le contestó Pierre levantándose deprisa para coger la billetera.
Sabrina se le quedó viendo descaradamente su erección. Era un pene enorme. Pierre se dio cuenta de la mirada de Sabrina y le preguntó si ella podía darle el dinero a Bella.
-¿Podrías por favor?, lo tengo complicado.- preguntó con la cara roja de la excitación y al mismo tiempo de la vergüenza, notaba que Sabrina no dejaba de ver su pene.
-¡Claro!- dijo Sabrina mientras se levantaba de un salto de la cama. Cubrió su cuerpo con su toalla, cogió el dinero de las manos de Pierre, se giró y abrió un poco la puerta para darle el dinero a Bella. Esta vez Pierre pagaría 300€ por estar una hora con ella.
Bella al otro lado de la puerta recibió el dinero con una sonrisa en los labios. Sabía que Sabrina había logrado conquistarlo. Eso la dejó muy satisfecha, su chica no le fallaba.
Una vez cerrada la puerta, Sabrina se quitó la toalla dejándola caer. Se abalanzó hacia Pierre con pasión. Tenía ganas de más.
-Ahora no nos van a molestar por un rato.- le dijo Sabrina envolviéndolo en un abrazo. Comenzó a besarlo de nuevo.
Este acto de Sabrina emocionó a Pierre. Le devolvió el beso y la atrajo hacia sí mismo con un abrazo intenso. Ella le despertaba tanta lujuria. No sabía lo que le pasaba, solo que no podía dejar de besarla. El tiempo pasaba muy rápido cuando se besaban. Volvió a acariciar su sexo y seguía muy húmedo. Al estar tan mojado, fue fácil acariciar su clítoris sin lastimarla. Al tocarla su erección se hinchó más.
Inmediatamente la levantó y la puso sobre la cama. Comenzó a besar su vientre de forma cariñosa. Su piel le volvía loco, era tan suave y firme. Sentía que acariciaba a un pétalo de rosa. Bajó un poco más hacia su sexo y besó sus labios suavemente. Era un aroma tan delicioso.
Sabrina comenzó a jadear de placer. Instintivamente abrió sus piernas para mostrarle su sexo a Pierre. Estaba acostumbrada por su trabajo, pero esta vez le movía el deseo.
Pierre se sonrojó todavía más al ver esta imagen. Su corazón comenzó a latir muy fuerte. Comenzó a salivar, se dio cuenta de que necesitaba besarla. Sin pensarlo dos veces bajó su cara a su sexo y comenzó a lamerlo muy suavemente, con la punta de la lengua. Le encantó su sabor. Decidido a perderse en dentro de ella, sacó más las lengua y comenzó a lamer la entrada de su vagina, sin nunca descuidar su clítoris. Chupando y succionando. La deseaba tanto.
Sabrina lo recibió deseosa. Comenzó a mover su pelvis de arriba a abajo para frotarse con toda su boca. Estaba tan excitada. Su cara se tornó de un color rojizo y comenzó a elevar la voz en sus gemidos. No podía evitarlo, Pierre estaba haciendo un cunnilingus increíble, de los mejores que le habían hecho en su trabajo.
Ambos notaron como la música de fondo elevaba su volumen. En la casa, a Bella le gustaba colocar música en las habitaciones para hacer el ambiente más ameno. Pero últimamente se le había olvidado encender la radio. Bella al darse cuenta del ruido, encendió su equipo de sonido con una música tántrica de fondo. Era una música muy relajante (estilo música de masajes), pero con sonidos de gemidos de mujeres como parte del ambiente musical. Bella tenía buen gusto, así que puso su Tantra favorito de Llewellyn, Tantra del 1 al 4. Son pocas pistas en van en bucle y que pueden llegar a ser muy sugerentes.
La música los introdujo más en su fantasía. Pierre estaba sumamente inspirando chupando y lamiendo el clítoris de Sabrina. Decidió introducir uno de sus dedos. Al ser gordito sus dedos también lo eran. Pudo notar lo apretada que estaba su vagina. Esto le excitó mucho. Era tan apretada que hasta su dedo se sentía mucho.
Sabrina sitió los duros dedos de Pierre y abrió más las piernas. Su vagina comenzó a chorrear fluidos, no podía más, necesitaba sentir su pene, su vagina se lo pedía a gritos.
Pierre se concentró en su vagina y comenzó a lamerla de forma rítmica. Deseaba tanto perderse en ella. Era la vagina más deliciosa y armoniosa que jamás había probado.
Sabrina no pudo soportar más, así que se dejó llevar por las sensaciones intensas de su cuerpo. Sentía como se cortaba su respiración. Comenzó a gemir de placer y no pudo evitar acercar más la cara de Pierre hacia su sexo con sus manos. Necesitaba tanto seguir sintiendo ese placer. Sus piernas comenzaron a temblar, su movimiento de pelvis era cada vez más intenso. Entonces tuvo su primer orgasmo…
Pierre no se lo esperaba, aunque sí lo deseaba. No pudo evitar sentir una enorme satisfacción cuando Sabrina se corrió en su boca. Quedó impregnado con todo su fluido por la cara. Cogió la toalla que había quedado en el suelo y se limpió. Se levantó hacia la cómoda que estaba al lado de la puerta y abrió su mochila para sacar un paquete de condones extra grandes que siempre llevaba con él. En la casa, las chicas tenían sus condones y más material de trabajo, pero eran de un tamaño más estándar. Incluso los XL estaban apretados para él. Abrió uno de los condones y se lo colocó cuidadosamente, no quería accidentes.
Sabrina se había quedado tirada en la cama reponiéndose de esa primera explosión. Su cuerpo estaba deseoso de más. El oral había estado increíble, pero ella quería probar ese pene. Se colocó de medio lado mirando hacia la entrada. Acomodó cuidadosamente su cabello, sabía cómo sacarse partido.
Al terminar de colocarse el condón, Pierre se giró para ver a Sabrina y le pareció exquisita. Sus curvas eran como las de una sirena. Se abalanzó sobre ella, ya no podía contenerse más, necesitaba sentirla. Se colocó frente a ella y le abrió las piernas. Pudo notar lo húmeda que estaba, así que decidió no usar lubricante, como solía estar acostumbrado, ya que las chicas de la casa no se mojaban como Sabrina. Comenzó a introducir la cabeza del pene y jadeó de placer.
La sensación era increíble. Se frotó un poco antes de introducirla más. No quería parar. Su vagina se sentía muy apretada, jamás había sentido un placer así, en su mente, Sabrina era la chica indicada para él. Sentía que estaba en el paraíso.
Sabrina se puso un poco nerviosa cuando Pierre comenzó a introducir su pene. Pero el deseo y la lujuria la hacían desear que no parase. El tamaño era grande, por lo tanto la sensación también lo era. Comenzó a gemir de placer.
Pierre notó la respuesta receptiva de Sabrina y decidió penetrarla más. Aunque iba despacio, lo hacía con movimientos directos.
Una vez sintió todo el pene dentro de su vagina, Sabrina tuvo un segundo orgasmo. Su cuerpo se sentía como una explosión de deseo. El enorme tamaño hizo que su vagina se expandiera más de lo que estaba acostumbrada, pero lejos de disgustarle o dolerle, le dio muchísimo placer.
-¡Oh que rico! ¡Oh oh oh!- dijo Sabrina mientras sentía el orgasmo. Su cuerpo temblaba y sentía como su sexo seguía chorreado fluidos.
Pierre no pudo evitar sentir un enorme placer al notar como la vagina de Sabrina lo había recibido. Aceleró sus movimientos de forma gradual. Luego, se acercó a ella para besarla. El tacto de sus cuerpos le pareció mágico. Tenía la piel tan suave. Acorraló a Sabrina en un beso muy pasional mientras la penetraba. Al ser más bajita que él, era muy fácil de manejar.
Sabrina comenzó a besarlo con deseo. Estaba tan a gusto con él. Sus lenguas jugaban de forma sincronizadas. Era como si estuvieran muy conectados. Lo rodeó con sus brazos y lo acercó más a ella. Lo deseaba tanto. Sabrina se aferró a él como si no hubiera un mañana. No quería que su pene dejara de tener contacto con su vagina. Sentía que otro orgasmo de avecinaba, así que no lo soltó.
Pierre sentía que se estaba dejando llevar mucho por la excitación, así que para no eyacular antes de tiempo decidió intentar separarse de ella. Pero, al darse cuenta de que ella no lo quería soltar, bajó su mano a su clítoris y comenzó a frotarlo de forma circular mientras bajaba el ritmo de la penetración.
Esto provocó un cuarto orgasmo en Sabrina. Su cuerpo comenzó a temblar, su ritmo cardíaco y su respiración de aceleraron. Sentía un hormigueo en todo su cuerpo. Su cara estaba roja y su respiración era más pesada.
¡Wow! ¡Qué rico lo haces!- Exclamó con una voz entrecortada por el agite. Acercó su rostro al de él y le plantó otro beso.
Pierre solo observaba lo hermosa que se veía Sabrina cuando estaba teniendo un orgasmo. Su rostro emanaba placer. Cuando ella lo besó, él le correspondió encantado. Sus besos eran una droga para él. Se sentían dulces y cálidos. Siguió penetrando a Sabrina de forma lenta. Era como saborearla con el pene. Luego, quiso cambiar de posición. La volteó por las caderas con delicadeza.
Sabrina entendió a la primera, tenía claro que las prostitutas debían ser muy generosas y complacientes, pues le pagaban por dejarse hacer cosas que una chica de la vida normal no haría. Se volteó y alzó su pelvis a la altura de la entre pierna de Pierre. Estaba lista para que la pusiera en su posición favorita.
Al ver lo ágil que era Sabrina, Pierre lo agradeció. En algunas ocasiones se había encontrado con chicas que podían ser muy torpes. Aunque debía admitir, que en su mayoría, las prostitutas eran una diosas sexuales. Pero Sabrina era la diosa de las diosas. A ella no le daba miedo esta posición, lo que sí pasaba con la mayoría de las chicas.
Introdujo su pene muy lentamente.
-¿Estás bien?- Le preguntó a Sabrina, así podía cerciorase de que ella estaba cómoda y a gusto.
-Estoy increíble, por favor no pares.- Le contestó Sabrina, su voz estaba cargada de lujuria.
Al verla en esa posición, Pierre pudo observar con detalle el trasero de Sabrina. Lo tenía muy redondito y firme. La figura de su espalda y su cuerpo en esa posición eran muy apetecibles. Su figura le recordaba a las curvas de una guitarra, con una cintura pequeña pero curvilínea. Esto hizo que se excitara más. Su penetración era delicada, pero de forma rítmica y constante.
Sabrina comenzó a gemir de placer. Notaba como temblaban sus piernas. Su respiración y su ritmo cardiaco comenzaban a acelerarse. Su sexo no paraba de mojarse. Una explosión de placer la invadió, sentía que su vagina le ardía. Entonces, tuvo su quinto orgasmo.
Al notar como temblaba el cuerpo de Sabrina por el orgasmo, Pierre comenzó a notar como su excitación se elevaba. Su respiración comenzó a hacerse más pesada. A pesar de estar en invierno, Pierre comenzó a sudar. Su frente se humedeció al punto que comenzaron a formarse pequeñas gotas de sudor. El ritmo de su pelvis se aceleró. Se dejó consumir por el deseo y su animal interno salió. Cogió a Sabrina por su cintura y con movimientos más rápidos y fuertes la penetró con deseo. Entonces se Pierre se corrió. Jadeó de placer.
Una vez terminados, Sabrina se quedó tirada en la cama por el agotamiento. Mientras, Pierre se dirigió a la cómoda para coger su trago, estaba sediento por el cansancio. Le preguntó a Sabrina si deseaba beber un sorbo, pues noto que su respiración era pesada.
Sabrina lo recibió y bebió un sorbo de su Coca-Cola. Tenía mucha sed, y estaba fresquita y dulce.
Pierre se giró para quitarse el condón con cuidado y lo desechó en la papelera que estaba junto a la cama. A continuación, cogió las toallas del suelo y se dirigió al jacuzzi, le apetecía un baño.
Sabrina entendió el gesto de Pierre y se levantó de la cama. Dejó la copa en la cómoda y se dirigió al jacuzzi para hacerle compañía.
-Por favor que esté calentita.- Le pidió Sabrina con voz dulce. Con el agua fría sentía que se le congelaba la piel.
- Tranquila guapa, la estoy poniendo caliente para ti- Le respondió con una sonrisa. Le parecía una chica muy adorable.
Una vez dentro del jacuzzi, Pierre cogió el jabón y sin pensárselo mucho comenzó a enjabonar el pecho de Sabrina. Aún tenía ganas de ella. Acarició su pecho delicadamente mientras también jugaba con sus pezones. Bajó sus manos a su cintura, sus curvas le parecían una locura. Las acarició suavemente con movimientos de arriba hacia abajo. Se acercó más a ella y la abrazó. Con sus manos jabonosas comenzó a frotar su espalda. Bajó a sus glúteos y los masajeó de forma circular, era un trasero muy seductor.
Pierre alejó un poco su cara para darle un beso. Mientras, su mano derecha bajó a su sexo, Comenzó a acariciarlo. Aún no tenía suficiente de ella. Pudo notar como su pene volvía a hincharse poco a poco.
Sabrina se apartó un poco para sacarse el jabón. Lo miró directamente a los ojos y le regaló una sonrisa. Se sentía muy a gusto con él. Una vez limpia, cogió las toallas para secarse. Sentía frío de nuevo, así que se dispuso a ir a la cama, donde estaba más calentita con él.
Pierre le devolvió la sonrisa a Sabrina y salió del jacuzzi junto con ella. Una vez en la cama la acunó en sus piernas y comenzó a besarla nuevamente. Se sentía muy atraído por sus labios y sus besos. Eran como una droga para él.
¿Quieres saber cómo continúa? Descúbrelo el próximo domingo...

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