¿Cuándo fue la última vez que hablaste con tu vagina? Quizá ni siquiera entiendas la pregunta. Nuestro deseo y nuestro cuerpo son nuestros. Y cuando me hago feliz en cada aspecto de mi vida, me siento mejor. Es una fórmula muy sencilla, pero a la vez muy compleja. No siempre nacemos libres. No siempre nos dejan ser nosotras mismas. No siempre nos permiten explorar nuestro deseo y nuestro cuerpo. Es como si todo lo que tiene que ver con el deseo femenino estuviera prohibido. ¿Por qué? No lo sé. Pero hoy voy a hacer algo que no se hace todos los días, aunque creo que todas deberíamos hacerlo alguna vez: hablar con nuestra vagina. La que ha sentido todo: amor, deseo, placer, dolor, culpa, orgullo… Esta semana decidí preguntarle cómo está. Esto fue lo que me respondió…
Yo: –Hace mucho que no hablamos… ¿cómo estás?
Mi vagina: –Pues bastante tiempo, la verdad. Yo estoy bien, ¿tú cómo estás?
Yo: –Honestamente, bastante feliz con mi vida. Jamás me imaginé que viviría una vida que me gustara tanto.
Mi vagina: –Me alegra escuchar que estás bien. Yo también me encuentro bastante feliz. El compañero que nos has buscado es simplemente… perfecto.
Yo: –Hahahaha, gracias por el piropo, veo que te la pasas muy bien con él.
Mi vagina: –Cuando estábamos solas hubo de todo tipo de experiencias…
Yo: –Muy variadas, la verdad. Pero bueno, yo quiero que hablemos de nosotras. ¿Cómo te sientes conmigo?
Mi vagina: –Estoy muy cómoda contigo. Me cuidas mucho, y eso lo agradezco. Los aceites y las cremas vienen bien; se nota que sabes cómo cuidarte.
Yo: –¡HA! Y ahora estoy más tranquila. Hubo una época que prácticamente tenía una crema para cada parte del cuerpo. Algunas personas piensan que soy un poco exagerada, pero es que simplemente me gusta cuidarme. Consentirme me genera placer.
Mi vagina: –Más que exagerada, creo que lo disfrutas. Supongo que te encanta sentirte cómoda en tu piel.
Yo: –Exactamente, querida amiga. Me encanta verme guapa porque me hace sentir poderosa. Me siento dueña de mí misma. Es una sensación intensa y, cuando la pruebas, ya no quieres dejar de sentirla.
Mi vagina: –Ya sabes que me encanta que seas atrevida. Pero ahora te pregunto: ¿tú estás cómoda conmigo?
Yo: –Muchísimo. No sabes cuánto he podido disfrutar de mi cuerpo gracias a ti. Cuando tomas el control, no hay granito ni cauchito que me quite lo sexy. Aprendí a cederte el control desde muy pronto… pero es que tú eres curiosita.
Mi vagina: –¡Me declaro culpable! He sido tu talón de Aquiles desde que comencé a pedirte que me acariciaras.
Yo: –Y yo, súper confundida, pensaba que hacía algo malo. Fue muy frustrante porque me sentía culpable, como una chica sucia o una “niña mala” cuando me masturbaba en la adolescencia.
Mi vagina: –¡De verdad lo siento! Supongo que las hormonas eran más fuertes que la culpa o la vergüenza. Pero, bueno, cuando logramos el primer orgasmo no te vi tan molesta.
Yo: –Vale, vale… hubo momentos buenos, pero eso vino mucho después. Al principio fue muy confuso. Era como si quisiera rechazar mi deseo.
Mi vagina: –Pero yo no te lo permití…
Yo: –Bueno, es que tú eres más fuerte que el odio…
Mi vagina: –¡Qué simpática! 😒
Yo: –Hahahaha, vale, lo siento. Digamos que eres fogosita. Eres una flor caliente.
Mi vagina: –Sabes que sin mí tu vida no sería lo que es. Ni siguieras tendrías este blog. Yo soy tu más grande inspiración, tu musa.
Yo: –Lo eres… eres mi musa. Mi deseo es sagrado. Por eso te cuido tanto. Ir al médico a ver cómo estás para mí es fundamental. Al menos dos veces al año. Así me aseguro de que sigamos disfrutando juntas.
Mi vagina: –No sabes cuánto lo agradezco. Tiendo a ser delicada, hasta cuando vas a la piscina. Pero ya te encargas tú de que esté de 10. También agradezco los momentos de placer cuando no había compañero. Me llevaste incluso estando sola.
Yo: –La culpa por la masturbación al final desaparece (o al menos en mi caso). Como dijiste: eran más las ganas que la culpa.
Mi vagina: –Y agradezco algo fundamental: que siempre usaras condón. Muchas veces me daba igual, pero tú nos controlabas a las dos. Eres la parte racional que nos queda cuando yo tomo el control.
Yo: –Sí, lo sé. Es muy fácil ceder o permitir que el otro gane en su insistencia. Muchos hombres juegan con fuego sin conocer realmente a la chica… y otros ya saben que tienen algo raro y más bien intentan contagiar a todas las que puedan.
Mi vagina: –¡Qué fuerte! ¿Por qué alguien haría eso?
Yo: –Simple: porque les contagiaron. Y como no pueden hacer mucho más, su forma de vengarse es hacérselo a otras personas.
Mi vagina: –¿Y no es más fácil denunciar a quien te contagió?
Yo: –A muchas personas les da vergüenza. Es absurdo, pero es así.
Mi vagina: –Por eso es tan importante protegerse. Gracias por cuidarte. Gracias por cuidarnos.
Yo: –No me lo agradezcas. Es mi responsabilidad estar pendiente de mis chequeos, de comer sano, de encontrar un buen compañero que nos haga felices. Yo, y solo yo, soy la responsable de mi felicidad, mi salud y mi autoestima.
Mi vagina: –Aunque haya sido un camino difícil. Me consta que no siempre fuimos tan prudentes.
Yo: –Pero lo aprendes con el tiempo. Si tú no cuidas de ti misma, ¿quién lo hará?
Mi vagina: –Nadie, porque nadie nos conoce mejor que nosotras mismas.
Yo: –Por eso, con la madurez y más experiencias, llegaron los multiorgasmos. Todo porque me cuidaba. Si me sentía segura, dejarme llevar por ti era mucho más sencillo.
Mi vagina: –Ahí está la magia del autocuidado: una vez que te sientes cómoda en tu piel, vives más el aquí y el ahora. Te dejas llevar por tu instinto, por tu deseo, por tu cuerpo.
Yo: –Gracias por tantos momentos increíbles. Seguiré usándote como musa para mi arte. Mi deseo fue mi primera experiencia corporal independiente. No dependía de nadie. Explorarme me permitió no depender de nadie para sentir placer.
Mi vagina: –¡Para ya que me vas a hacer llorar!
Yo: –¡Uy! ¡Se nos puso sensible la muchacha!
Mi vagina: –Gracias por estas palabras. Gracias por cuidarme.
Y tú… ¿cuándo fue la última vez que hablaste con tu vagina?
¡Nos leemos en el próximo post!🌸✨
Keisy, tú cómo siempre rompiendo moldes, tú sinceridad es impactante y además muestra la honestidad que tienes contigo misma y a la vez, con tus lectoras.
ResponderBorrarBesitos de Carmen Martí
Que bella eres Carmen! Gracias por tus comentarios! Me motivan muchísimo a continuar❤️
BorrarMe he divertido leyéndote, 👏👏
ResponderBorrarMe encanta!! Me alegra de que te haya gustado! Gracias por leerme❤️
BorrarQue experiencia más gratificante para mí es leer tus post porque hablas con una libertad que hace que se pierdan esos miedos que nos abruman muchas veces y no nos dejan aceptar a nuestro cuerpo y nuestra sexualidad, gracias simplemente gracias
ResponderBorrarEsto es de las cosas más bellas que me han dicho en la vida! GRACIAS! Por leerme, por comentarme y por entender muy bien mi mensaje! ❤️
Borrar