¿Cuándo fue la última vez que entraste en una sex-shop? Quizás ya lo ves como algo normal… o tal vez sigues sintiendo esa sensación de culpa o incomodidad que se supone deberías sentir en esos sitios. Es todo un mundo en el que puedes perderte fácilmente, sobre todo si caes en una tienda inmensa, con pasillos llenos de objetos que prometen placer en todas sus formas. Esta semana navegaremos por las aguas del comercio erótico para descubrir donde nació esta idea de vender artículos relacionados con la sexología y cual ha sido su impacto en nuestra sociedad y en la manera en que nos vemos a nosotras mismas y a nuestro cuerpo. Así que dime… ¿te atreves a explorar?
Antes de adentrarnos en su historia, empecemos por lo básico: ¿qué es una sex-shop? Muy sencillo, son tiendas especializadas en productos eróticos. En ellas puedes encontrar todo tipo de objetos diseñados para el placer, desde los juguetes más comunes hasta los accesorios más específicos y diseñados para ciertas fantasías y fetiches.
Hoy en día son cada vez más habituales; no es nada raro encontrarlas en centros comerciales o en plena zona comercial. Pero, claro, no siempre fue así. Hubo un tiempo en el que no existían tiendas especializadas para estos productos. Hasta que una mujer brillante y visionaria decidió reinventarse y crear un negocio que cambiaría para siempre la forma en que vemos la sexualidad.
Sí, una mujer creó la primera sex-shop. Se trató de Beate Uhse, una pionera que desafió los tabúes de su época y sentó las bases de la industria erótica moderna. Su historia comenzó después de la Segunda Guerra Mundial. Beate Uhse fue piloto de aviación, una de las pocas mujeres con licencia para volar aviones de combate de la época. Al terminar la guerra, Alemania estaba devastada y Beate, como muchas mujeres, quedó viuda y con un hijo que mantener. En la postguerra, muchas mujeres temían quedar embarazadas en medio de la inestabilidad, y la información sobre anticonceptivos era escasa.
Recordando lo que su madre, quien era médica, le había enseñado sobre el control de natalidad, Beate empezó a distribuir folletos informativos sobre el "método Knaus-Ogino" (seguro lo conoces, es el método del ritmo o calendario, un sistema basado en el ciclo menstrual). Su iniciativa tuvo tanto éxito que poco a poco amplió su negocio, vendiendo libros sobre sexualidad y luego productos eróticos. Pero no se detuvo ahí. En 1962, abrió en Alemania la primera sex-shop del mundo, el Institut für Hygiene (Instituto de Higiene). Lo que comenzó como un negocio modesto se transformó en un emporio que cambió la manera en que las personas entendían el placer y la educación sexual. Gracias a ella, los juguetes y accesorios íntimos dejaron de ser algo clandestino y comenzaron a normalizarse en la sociedad.
Ahora bien, debemos tener en cuenta que vivimos en un mundo donde la sexualidad ha sido vista durante mucho tiempo desde un prisma bastante conservador. Es normal que, por esto mismo, existan prejuicios, especialmente entre las generaciones mayores, que muchas veces no comprenden lo que realmente representan estas tiendas. Sin embargo, en las últimas décadas, hemos sido testigos de un cambio notable: cada vez más, las sex-shops se han normalizado. Ya no se trata de esa tienda oculta en un callejón a la que solo iban 'almas perdidas'. Hoy en día, si ves una, lo más probable es que entres por pura curiosidad o porque quizá te de un poquito de morbo. ¿Quién no ha querido saber qué venden ahí?
Esto ha hecho que cada vez más personas se atrevan, al menos, a entrar y descubrir qué productos tienen. Si tienes la suerte de visitar una tienda donde el personal sepa asesorarte bien, saldrás con más que solo un accesorio; saldrás con nuevos conocimientos. Y es que la base de estas tiendas no es solo la venta de productos, sino también la educación sexual. Así es, son espacios donde no solo te venden juguetes para divertirte y experimentar, sino donde también ofrecen información y recursos para promover el bienestar y la salud sexual. Basta con hacer una simple pregunta sobre cómo funciona algún juguete o accesorio para recibir una explicación detallada sobre su uso y, lo más importante, la mejor manera de disfrutarlo. Cada vez que entro a una sex-shop, siempre aprendo algo nuevo.
También es verdad que la propia cultura ha popularizado estas tiendas. Las películas, las revistas, la TV y las redes sociales han sido claves para la normalización de estos sitios y de los temas en general sobre la sexualidad. Hablar de tu cuerpo, de tu placer y de tus deseos ha dejado de estar sentenciado y juzgado (al menos no tanto) por la cultura pop. Series como Sex and the City (¿recuerdas que te hablé de esta serie hace un tiempo? te dejo el link por si quieres echarle una miradita o por si te lo perdiste: KSX blog: Sex and the City) abrieron la puerta a hablar abiertamente sobre sexo y deseos, mostrando sin tabúes las visitas a sex-shops y la importancia de la liberación sexual. Programas como Sex Education han sido fundamentales para educar a las nuevas generaciones sobre temas como el consentimiento, la masturbación y la diversidad sexual, mientras que en el cine, en la película Cómo tener sexo se explora de forma honesta y divertida las experiencias de los jóvenes en torno al sexo. Esta representación en los medios ha ayudado a desmitificar las tiendas eróticas, presentándolas como espacios legítimos para el conocimiento, la diversión y el bienestar sexual.
Durante mucho tiempo, hablar de sexo fue un tabú, algo que se mantenía en las sombras. Las sex-shops, en sus inicios, eran lugares oscuros, escondidos en callejones y asociados con lo prohibido. Nadie se atrevía a entrar sin sentir esa incomodidad. Hoy, todo eso ha cambiado. Las mismas tiendas que antes eran vistas como algo clandestino ahora están a la vista de todos, con escaparates llenos de productos que mejoran nuestra experiencia y salud sexual. Los tabúes no se han ido por completo, pero al menos la sociedad ha empezado a ver la sexualidad de manera más abierta y natural.
El auge de las sex-shops no solo ha sido una evolución en las calles, sino que también ha dejado huella en las redes sociales. ¿No sientes que ahora ves más publicidad sobre juguetes o accesorios eróticos? Plataformas como Instagram y Twitter han ayudado a normalizar la sexualidad. Influencers, expertos en salud sexual y marcas de productos eróticos han abierto la conversación, derribando tabúes y haciendo los productos de bienestar sexual más accesibles. Hoy, gracias a las redes, podemos hablar de nuestro placer, nuestra sexología y nuestro cuerpo de una manera más educativa y sencilla.
Y si antes el tema apenas se tocaba, la pandemia trajo consigo una explosión de conversaciones sobre autocuidado y bienestar sexual. El distanciamiento social nos obligó a muchos (me incluyo) a pasar más tiempo en casa, y ahí es cuando las sex-shops en línea se convirtieron en nuestras heroínas sin capa. La gente se sintió más libre para explorar su sexualidad sin miedo al juicio, buscando desde juguetes hasta productos para mejorar la salud sexual. La pandemia aceleró un proceso de normalización que ya estaba en marcha, transformando lo que antes se veía como algo oculto o reservado, en una conversación actual y abierta.
La primera vez que visité una sex-shop fue en Caracas, y me quedé fascinada. Es verdad que por aquel entonces era muy joven y no entendía del todo lo que representaban. Pero, con el tiempo (y luego de descubrir los dildos, guiño, guiño), mi curiosidad creció muchísimo. Ahora cada vez que veo una sex-shop no lo pienso dos veces: entro sin dudarlo. El mundo del sexo es tan grande y emocionante que esas tiendas son el lugar perfecto para explorar, descubrir nuevas prácticas, accesorios, juegos y fetiches. A Don Besucón y a mí nos encanta ir juntos. De hecho, hace un par de años (la primera vez que fuimos juntos), entramos a una tienda y nos compramos un juego erótico de mesa súper divertido ( si sabes a lo que me refiero). Pero no solo eso, hemos probado con distintos accesorios (tanto vaginales como anales) que nos han recomendado en esas tiendas. Nunca paras de encontrar material nuevo (hasta se puede volver adictivo).
Esta semana (si tienes la oportunidad) date una vuelta por una sex-shop y pide un tour. Hay tanto por descubrir, tanto de lo que ni siquiera sabes que existe. La rutina y la monotonía se combaten con algo muy sencillo: los juegos y el placer. No tengas miedo de experimentar, de atreverte, de aprender. Saber es poder, ¿te atreves a tomar el control de tu cuerpo y tu placer? ¿Has estado alguna vez en una sex-shop? Si no, ¿por qué no hacerlo? Ve y date la oportunidad de dar rienda suelta a la curiosidad. Son tiendas para el placer. Quién sabe, tal vez encuentres algo que revolucione tu semana... o tus momentos más sabroso.
¡Nos leemos en el próximo post!😉
Fuentes para esta entrada:
Sexual health promotion and adult retail stores | Request PDF
Sex shops y el tabú: cómo cambian las percepciones en la sociedad actual | El Nuevo Siglo
El triunfo de los sex shops y las nuevas tendencias en este sector
¿Cuándo se abrió el primer ‘Sex Shop’ de la historia?

Hola linda excelente 🤩
ResponderBorrarMuchas gracias por leerme!!❤️❤️❤️ (y por lo de linda también🥰)
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